Dos ‘colosos’ transforman el Puente de Piedra en un escenario donde lo monumental y lo simbólico se encuentran. Dos gigantes luminosos se alzan interactuando con la estructura del puente en una metáfora visual que invita a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y la naturaleza.

Estas figuras colosales, iluminadas por un diseño de luz dramático, parecen sostener los pilares del puente mientras luchan contra una fuerza invisible, evocando la eterna tensión entre la creación humana y los elementos naturales. El Puente de Piedra, emblema de conexión y permanencia, se convierte en el marco perfecto para esta instalación que cuestiona tanto la fragilidad como la resiliencia de nuestra especie frente a los desafíos medioambientales.

La obra combina la monumentalidad de los colosos con un mensaje medioambiental de profundo impacto. Los gigantes, que parecen enfrentarse a las aguas del río Ebro, simbolizan la constante lucha del ser humano por controlar fuerzas que a menudo lo superan, y, al mismo tiempo, la urgencia de repensar nuestra relación con el entorno natural.

¿Cómo convivimos con la naturaleza? ¿Qué papel jugamos en la preservación de nuestro entorno? En un mundo marcado por el cambio climático, esta intervención es tanto una advertencia como una llamada a la acción, recordándonos que el puente entre la humanidad y la naturaleza depende de decisiones responsables y sostenibles.